miércoles, 12 de agosto de 2015

No soy morboso: tengo un ahorcado en mi móvil

Llevar un móvil encima te hace enfrentarte a situaciones inverosímiles que delatan una parte de tu personalidad que desconoces hasta qué punto permanecía oculta. Hace escasos días un conocido vivió una experiencia traumática en la que se aún se regodea y de la que se siente protagonista. Lo sé de primera mano porque nada más cruzarnos paseando al perro tardó dos segundos en contármela.


-       ¿Te enteraste de lo que me pasó el otro día?
-       Ni idea…
-       Me encontré con un joven, ahorcado, en lo alto del cerro.
-       ¿Y qué hiciste?
-       Llamé a la Guardia Civil. Mientras llegaban (tan sólo tardaron cinco minutos) le hice varias fotos al suicida.
(Menos mal que no se hizo un selfie pensé al momento)
-       ¿Quieres verlas? Las tengo en el móvil- me dijo sacando el artilugio como si le apestara.
-       Llevo varios días sin dormir. Comprende que no quiera volver a verlas- apostilló mientras las buscaba y colocaba en la pantalla.
Debo reconocer que me quedé muy impresionado. Un chico joven colgado del árbol más alto del cerro que pese a su altura no estaba muy a la vista. Luego del plano lejano me mostró uno cercano con su rostro bien a la vista. No se me olvidará, lo juró.
-       Estaba lo suficientemente expuesto para que alguien lo descubriera y diera parte – me confirmó mi interlocutor.
-       Tenía el cuello partido, la soga se le hundía en un lateral, y las manos moradas, aún las veo en el ordenador. Pero yo no soy morboso…
Para este hombre el ahorcado, aunque han pasado quince días desde que lo descubrió, se ha convertido en una obsesión. Siento decirlo en una historia tremebunda que da razón a su vida anodina. Hasta el punto de que sabe su nacionalidad, cuándo se hizo un seguro de vida –que de nada le sirve a fu familia- y hasta su edad. Mientras escribo esto rastrea en Internet buscando nuevos datos.
-       Pero su historia no aparece. Los suicidas no son noticia para que no se provoque el efecto contagio –me aclara.

Cuando terminé de escuchar su relato verídico y nos despedimos me dio pena. Cada vez que un árbol se mece cree ver un ahorcado. Por si acaso lleva el móvil preparado.

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